Si abro los ojos no es real: Inteligencia Artificial, diseño 3D y Jesucristo
Procesos, técnicas e ilusiones detrás de la portada del tercer álbum de Amaia
De los creadores de los estereogramas (SIRDS en inglés: Single Image Random Dot Stereogram), de los libros Magic Eye de los 90 y del controversial vestido negro y azul o blanco y dorado (The Dress) de 2015; llega Amaia en 2025 y revive las ilusiones ópticas. Su tercer álbum Si abro los ojos no es real pasea por un limbo surrealista donde todo puede darse. Amaia invita a soñar, a amar y a morir con ella para evitar escapar de esa fantasía que termina al despertar.
Mira esta imagen y fíjate en la que Amaia reposa en la esquina de una cama. Una simple foto. Ahora amplía el foco, haz un recorrido por lo que rodea la figura, desde lo más lejano a lo más cercano, fíjate en lo que te parezca más extraño: Una copa derramándose, papeles cayendo, un jarrón en el suelo y una imagen proyectada en él, un Sylvanian Families, ropa desperdigada, libros, lámparas, mantas y, en el centro de nuevo, Amaia. Finalmente, aleja la mirada y céntrate en contemplar la imagen en su totalidad, examina todas sus partes al mismo tiempo. Ahora, entrecierra un poco los ojos. Ahí lo tienes: la cara de Amaia observándote fijamente.
Con imágenes de ilusión óptica como principal referencia de su director creativo, Daniel2000, la idea principal era conseguir que, mediante una fotografía convencional, entrecerrando los ojos pudieras ver el rostro de Amaia. Albert Galvadà, director técnico y de VFX de la portada, confiesa que “los referentes no eran muchos, imágenes de internet con la cara de Jesucristo, principalmente”.
Albert desarrolló decenas de imágenes con Inteligencia Artificial (Automatic1111) para conseguir referencias de habitaciones cuyos objetos conformasen la cara de Amaia y, seguidamente examinar de qué manera materializarla de la forma “más física posible, sin ser demasiado obvio ni demasiado imperceptible”, según el diseñador. Una vez entendiendo el espacio con el que contarían, Albert trató de “bajar el concepto a ideas concretas aplicables” y empezó a configurar una primera imagen 3D usando mobiliario de dormitorio (libros, mantas, lámparas. etc).
Con la imagen en mente, era el momento de intentar aplicarla en la realidad para afrontar el shooting final; y lo hizo junto a Marc Ferrer, set designer; Íñigo Awewave, fotógrafo de la portada y Margaux, jefe de producción. El objetivo consistía en mezclar la imagen real con la integración 3D. “Hasta ese momento, había mucha duda en general de que realmente pudiéramos conseguir hacer el efecto de forma efectiva y bonita, ya que la IA muchas veces hace cosas que son físicamente imposibles”, confiesa Galvadà.
Algo quedó claro después de esa jornada: hacía falta mucha coordinación para lograr el efecto. Lograr una ilusión óptica real requiere de cuidado del set, estilismo, luz, dirección de fotografía e incluso de la propia Amaia, que debía tener muy claro su posición para lograr la imagen.
“Casi todo lo que ves en la imagen es real, pero la portada está compuesta de más de 30 capas distintas de imágenes y efectos, más algún elemento final hecho en 3D para conseguir el efecto lo más fino posible”, explica Albert que, tras la sesión, recortó, editó y juntó todo lo interesante de cada foto y agregó elementos con Cinema 4D. El último en pasar por la portada fue Jose Luis, de Blackroom Studio, que acabó de limpiar la foto en detalle.
Los videoclips del proyecto plantean diferentes atmósferas oníricas: desde la idealización de los sueños y la euforia desmedida de pensar en el amor, reflejada en Nanai, una canción llena de simbolismos y guiños de sus diferentes etapas como artista; pasando por el videoclip en formato vertical de Tocotó, una crítica a la velocidad del paso del tiempo y la recreación de nuevas realidades mediante las redes sociales, inspirándose en el clásico ‘Corre, Corre Caballito’ de Marisol (1960); hasta, finalmente, el diálogo entre la versión buena y la maligna de una misma después de haber crecido, en un vídeo lleno de alegorías y efectos que resaltan esta dualidad. Todo ello daría para otro análisis.
Entre algunas propuestas que se quedaron en el tintero, en palabras de Galvadà: “Planteé en un inicio enfocar la producción de la portada de una manera que después diera mucho juego para hacer una animación, pero requería hacerla principalmente en 3D y el proyecto estaba enfocado a trabajar con Íñigo en fotografía”.
«Esto ya se acaba, voy a despertar. Ya no me acordaba de que esto no es real. Cuando abra los ojos todo se me olvidará, pero aquí un segundo puede ser una eternidad»
Si de algo se puede caracterizar este proyecto es de la fusión entre lo real y lo ficticio, la vigilia y el sueño. Sumergirse en la mente de Amaia hace replantearse la existencia de cada detalle que se ve, viajar por dimensiones de realidad, amar profundamente sin dejar de pensar en la muerte y, si ella lo pide, no querer despertar jamás.
Más sobre Albert Galvadà
“Me inicié en el CGI a los 16 años en un curso de verano y me fascinó. Más adelante, acabé estudiando diseño en BAU porque era la única carrera de diseño en la que hacían animación 3D. En el camino descubrí otras cosas y lo dejé un poco de lado al acabarla, aunque terminé retomándolo más adelante con una perspectiva muy distinta. Después de trabajar en Mimitos.online, actualmente, la industria del CGI me permite trabajar de freelance, es ya aparente que desde la democratización de las tarjetas gráficas, cualquiera puede desde su casa realizar proyectos realmente ambiciosos y que lo único que importa es tener ideas creativas”.
Actualmente trabaja en piezas de publicidad para marcas como DESIGUAL, Kenzo o Loewe, entre otros encargos. Define su trabajo como “transformador de ideas en imágenes poderosas, haciendo que todo sea posible”. Su trabajo con imagen generada por ordenador (CGI) se ha centrado en la innovación y en el tratamiento personalizado en cada proyecto. Su estilo trabaja con texturas, movimiento y regeneraciones de objetos que posibilitan lo irreal, acompañados de luminosidad y animaciones suaves y agradables visualmente.